Equipamiento de muestreo (I): El cinturón de serpientes


- Te voy a comprar un cinturón de serpientes - me dijo mi guía Mamadou mientras conducía camino a Tonboronkoto (Kedougou, Este de Senegal)

Era mi segundo día en África, y todavía no había terminado de actualizar mi software cerebral de "Europeo Seguro De Sí Mismo" a "Toubab bobo". No quería un cinturón nuevo, y menos todavía si estaba hecho de piel de serpiente, quizás incluso protegida por el CITES.

-Gracias, pero no hace falta, ya tengo un cinturón - le respondí con firmeza

Entrada a Niokolo Koba
-No este cinturón. necesitas éste. Vas a ir a la Selva, necesitas este cinturón. Aquí todo el mundo lleva uno cuendo trabaja en el campo.

Así que era eso. Mi guía intentando venderme algo - pensé - ya sé que tienen que vivir y todo eso, pero no voy a comprar algo que no me hace falta.

- No, de verdad Mamadou, no lo necesito. Gracias

- No lo entiendes. Es un cinturón mágico. Hay muchas serpientes en la Selva, y este cinturón te protegerá. No te morderán si lo llevas puesto. Eres mi responsabilidad, y quiero que estés protegido. Te compraré uno.

Anda yaaaaa! - replicó el "Europeo Seguro De Sí Mismo" en mi cabeza una vez más- Ahora intenta venderme la Verdadera Experiencia Africana. Ya soy adulto. Y un científico, por amor de Dios!. Pero el hecho es que soy gallego también, del lugar donde las Meigas tienen salas de espera en sus consultorios (?). Por lo tanto, me dejé llevar.

-Y donde lo vamos a comprar? - dije pensando que sería en algún chiringuito para turistas con los cinturones apilados al lado de las figuritas de elefante y cosas por el estilo

-En la choza del brujo, por supuesto

Ya. Seguro. Estos tipos lo tienen todo montado - pensé de nuevo - bien hecho!. Me haré el pardillo, sólo por curiosidad

Yo quería parar en el Parque Nacional de Niokolo Koba, ya que tenía que hablar con el director para futuros muestreos. Algunos kilómetros, bastantes baches y una familia de babuinos más tarde paramos en la entrada. Allí recogimos a un hombre joven con su hijo enfermo, para que le trataran en el próximo cuartel del ejército. También hablaba español, así que pude seguir la conversación bastante bien (la gente aquí habla dos lenguas como mínimo, y frecuentemente tres o cuatro, pero ¿español? Para que digan de la suerte.). 


- ¿Donde vive el brujo? - preguntó Mamadou

- ¿Cuál? - respondió el joven


¿Brujos especialistas?. Incluso en Galicia las meigas son generalistas. Creo que fue en ese momento cuando dejé de bloquear la Experiencia Africana y me dejé llevar.


El hombre joven, su hijo y la choza del hechicero 

-El que fabrica cinturones. Quiero que tenga uno - dijo señalándome

-Ah! la siguiente, justo antes del cuartel del ejército

-¿Estáis de broma, verdad? - tuve que decir - Me estáis gastando una broma. ¿O esto va en serio?

-Por supuesto que va en serio - dijo el hombre joven- Todo el mundo lo lleva cuando trabaja en los campos. Muy peligroso si no

No estaba del todo convencido, pero pensé en todos los amuletos mágicos con lo que tenía que lidiar en mi día a día, desde gatos negros a cazadores de sueños y crucifijos. Y las serpientes eran un peligro muy real, por lo tanto, nada que perder


-Protege contra los leones también, ¿no? - dijo Mamadou
-Y las hienas - dijo el joven
-¿Para leopardos también?
-No, para los leopardos no


Estuvieron hablando durante un rato, discutiendo acerca de lo que iba a estar protegido y lo que no. Al final se pusieron de acuerdo en que no tendría nada que temer de leones, hienas, perros y, por supuesto, serpientes. Me sentí liberado y desconcertado a la vez  "¿Y si me encuentro con un leopardo que?", Estuve a punto de decir. pero en lugar de eso pregunté

-¿Y como funciona? ¿Le echa un conjuro?

Me miraron ambos como si fuese imbécil.

-Por supuesto que no. El sabe como hacerlos, con los materiales correctos y los nudos donde tienen que estar - dijo Mamadou mientras el joven asentía con la cabeza.

-Lleva años tener la destreza para poder hacerlos - remarcó el joven

Por entonces yo ya estaba convencido de que el cinturón era real, y no una especie de souvenir cutre. 

El brujo no estaba en su choza, por lo que me atendieron su hijo y el resto de su feliz familia. El cinturón no estaba hecho de piel de serpiente, sino de cuerda trenzada anudada en ciertos puntos. 


Cinturón anti-serpiente-y-otros-mamíferos-feroces
Compramos uno (1.000 XFA, 1,3 euros), pero para mi vergüenza el cinturón no era lo suficientemente largo para abarcarnos a la vez a mi barriga y a mi. Ataron dos cinturones.

- Espera, ¿sigue funcionando al atarlos? - pregunté a Mamadou- ¿No cambian las posiciones de los nudos y todo eso?



-Págale dos - fue su respuesta

La familia del hechicero y el toubab incrédulo
Para entonces ya estaba un poco preocupado, pero no repliqué. Me lo puse por encima de mi propio cinturón y me lo até. Mamadou vino corriendo a corregirme.

- No no no, no así, tienes que llevarlo flojo


Me aflojó el nudo como una madre arregla del ropa del niño torpe. A esas alturas, ya ni siquiera me planteé la situación.


No sé porqué, pero me sentí un poco liberado. Llevé puesto el cinturón durante los dos primeros días en la selva, y no me lo quité ni siquiera para nadar en las cataratas de Dindefelo (especialmente allí, una vez vistas las señales).

Advertencia de serpientes en la catarata de Dindefelo
Lo llevé en mi mochila a partir del tercer día. Mi mente racional estaba gritándome que lo dejase en la choza, pero bueno, nunca se sabe...

Anexo:
Y como las afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias, os adjunto más evidencias:

Equipamiento para muestrear y sobrevivir en la selva
Se puede apreciar el cinturón a la izquierda
Muestreando el primer día, con el cinturón puesto


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